Celebrando la aparición de la Virgen María en Fátima

María es la elegida por Dios para que naciera su hijo gracias al Espíritu Santo. Madre de Dios, y madre nuestra desde el mismo momento que Jesús nos la encomendó desde lo alto de su cruz.  Ella es templo de la fe, y la nueva Eva que nos trae la esperanza del Reino de los Cielos.

María nos enseñó a cumplir los designios de Dios sin cuestionar sus obras, y bienaventurados los que creen en el poder de las palabras del Ángel Gabriel tras la maternidad divina de María, madre nuestra.

Ojalá fuéramos dignos de poder verla y sentir su amor a través de su mirada.  Ella continuamente nos habla, pero somos sordos a sus palabras, y por eso la historia nos enseña como el Ángel de la Paz se le presenta a tres pastorcitos llamados Lucía, Francisco y Jacinta en el valle de la Cova de Iria (Santuario de Fátima), y les implora rezar esta oración para prepararlos a su dulce encuentro: “Dios mío, Os creo, Os adoro, Os confo y Os amo. E imploro perdón por los que no Os creen, Os adoran, Os confian y Os aman”.

Todos los 13 de mayo recuerdo a nuestra Virgen de Fátima, y rezo en voz baja una sencilla oración para invocar su eterno cuidado.  Le pido a ella que me enseñe a perdonar a mis enemigos como Jesús nos imploró hacerlo desde la cruz.  Que me aparte de la ira, del odio, la envidia y de cualquier mal que nublan mis ojos y me hacen sordo a sus palabras.  Que me dé fuerzas para aceptar los designios de Dios, y poder llegar a convivir con Cristo, nuestro Salvador.  Le pido esperanzas en el frío de la indiferencia, y me proteja del calor de mis tentaciones.  Imploro su paciencia por mi debilidad en la tierra, y le agradezco por la salud de mi  familia.  Solo tú, Virgen María, eres capaz de disipar mis miedos y poder llegar a ser templo digno del Espíritu Santo.  Amén.

 

(Publicada por primera vez en https://goo.gl/YdSFn2)


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